"Y vuestra misión es la de someter al bendito yugo de la razón a todos aquellos seres desconocidos que pueblan los demás planetas y que tal vez se encuentren en el incivil estado de la libertad”

Yevgueni Zamiatin, “Nosotros” (1922)

Idea

¡Quiero entender las crisis contemporáneas! Y para ello me acerco a las sociedades fantásticas que sus autores describieron con la palabra distopía. Esta utopía inversa y perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal.

Estudio las diferentes distopías intelectuales y necesito una variable que me permita medir y clasificar. Desde que Bradbury escribiera Fahrenheit 451 (451ºF es la temperatura a la que los libros arden), esta escala de temperatura se convirtió en un indicador del nivel de distopía de la sociedad; una sociedad en la que los libros y las libertades son sustituidos por una fachada de benevolencia y narcótica felicidad.

De Bradbury, formulando preguntas, salto a Orwell, Huxley, Moore y Zamiatin. ¿A qué temperatura arde la libertad? ¿y los ecosistemas? ¿y la dignidad? Y llego a la pregunta más existencial, a la que desde Auschwitz nadie se atrevió a formular, ¿a qué temperatura se destruye el espíritu humano? 2010ºF es la respuesta. 2010 además es una metáfora, una fecha que nos ayudará a repensar y comprender la distopía de la contemporaniedad.

Así pues, la exposición “Fahrenheit 2010: Ensayos sobre la temperatura de las distopías” plantea una aproximación estética, literaria y filosófica al fondo de las distopías, un conjunto de ensayos sobre la realidad actual. Un sencillo alegato contra los infiernos que el conformismo y la razón han creado.